Las cifras son asombrosas, pero ahí están y son exactas, según los datos recopilados por la Humane Society of the United States (HSUS) y los centros de rescate de animales: unos 70,000 gatos --y perros-- nacen todos los días a lo largo de la nación debido a la reproducción descontrolada, especialmente en los animales que han sido abandonados a su suerte por sus dueños sin clemencia.
Perros y gatitos --especialmente estos últimos-- nos encantan inicialmente y nos dan mucho cariño y compañía, pero a pesar de eso, de cuatro a seis millones deben ser eliminados (esperamos que humanamente, por eutanasia) todos los años en EE.UU. porque sus dueños se cansaron de ellos, ya no les convienen, no son tan graciosos como cuando eran bebés, cuestan dinero, nos quitan tiempo, o simplemente no vamos a ''cargar'' con ellos cuando tengamos que mudarnos. Esta es la dura verdad, pero más que dura, cruel.
Algunos sueltan el gato, o el perro, en terrenos baldíos, detrás de restaurantes y oficinas, en sitios de construcción, parques, o en cualquier lugar que sea conveniente, creyendo que el animalito sobrevirá. Y nada más lejos de la verdad. Esas mascotas no sólo tienen que soportar el desconcierto, la confusión y la ausencia del dueño, la carencia de lo que hasta esos momentos era conocido, su hogar, el ambiente de un hogar del que se creían partícipes, sino que en lo adelante estarán sujetos a los elementos: lluvias, huracanes, frío. Sí, sufrirán hambre, tendrán que buscarse la comida en basureros; serán víctimas de parásitos de todo tipo, enfermedades de la piel y los ojos. Esta es la realidad. Si tienen suerte, mueren bajo las ruedas de los automóviles; de otra manera, la muerte será lenta y penosa, por inanición y parásitos que le van comiendo las entrañas. (De El Nuevo Herald)
Perros y gatitos --especialmente estos últimos-- nos encantan inicialmente y nos dan mucho cariño y compañía, pero a pesar de eso, de cuatro a seis millones deben ser eliminados (esperamos que humanamente, por eutanasia) todos los años en EE.UU. porque sus dueños se cansaron de ellos, ya no les convienen, no son tan graciosos como cuando eran bebés, cuestan dinero, nos quitan tiempo, o simplemente no vamos a ''cargar'' con ellos cuando tengamos que mudarnos. Esta es la dura verdad, pero más que dura, cruel.
Algunos sueltan el gato, o el perro, en terrenos baldíos, detrás de restaurantes y oficinas, en sitios de construcción, parques, o en cualquier lugar que sea conveniente, creyendo que el animalito sobrevirá. Y nada más lejos de la verdad. Esas mascotas no sólo tienen que soportar el desconcierto, la confusión y la ausencia del dueño, la carencia de lo que hasta esos momentos era conocido, su hogar, el ambiente de un hogar del que se creían partícipes, sino que en lo adelante estarán sujetos a los elementos: lluvias, huracanes, frío. Sí, sufrirán hambre, tendrán que buscarse la comida en basureros; serán víctimas de parásitos de todo tipo, enfermedades de la piel y los ojos. Esta es la realidad. Si tienen suerte, mueren bajo las ruedas de los automóviles; de otra manera, la muerte será lenta y penosa, por inanición y parásitos que le van comiendo las entrañas. (De El Nuevo Herald)
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